EL ANTAHKARANA CANAL ENERGÉTICO


Helena Petrovna Blavatsky. enseñó que el antahkarana es principalmente el canal energético que relaciona las formas y sus fuerzas con las fuentes originales y que través del plano mental (y sus tres aspectos de la mente) pasa necesariamente el hilo de la vida vinculando la Monada, el Alma y la personalidad en un todo viviente, Por lo tanto, hablando técnicamente, el denominado puente no es necesario, excepto para un importante factor: existe por parte de la personalidad fusionada con el alma una definida brecha en la conciencia entre la mente inferior y la mente abstracta. La mente superior (por ser el aspecto más bajo de la Tríada espiritual) puede ser considerada como una puerta que permite pasar la conciencia de la personalidad fusionada con el alma a un reino superior de contacto y percepción. Aquí también ‐como pueden ver‐ todo es simbólico; no existe tal puerta, sino simplemente un símbolo que indica un medio de acceso. El puente a construir se denomina con frecuencia “arco iris”, porque está formado por los colores de los siete rayos. Hablando específicamente y desde el ángulo del discípulo, el puente que él construye, entre la personalidad y la Tríada espiritual, está compuesto de siete hilos de energía o corrientes de fuerza; utiliza los siete rayos por haber adquirido la facilidad de hacerlo, pues su personalidad ha pertenecido (en el largo ciclo de encarnaciones) a los siete rayos infinidad de veces. Pero el rayo de su alma oportunamente predomina, y en el arco iris “se oye vibrar el color de Sus rayos, y es vista la nota de su rayo”.



El hilo de la conciencia (antahkarana) es el resultado de la unión de la vida y la sustancia o de las energías básicas que constituyen la primera diferenciación en tiempo y espacio, lo cual produce algo diferente que sólo emerge como una tercera manifestación divina, después de haber tenido lugar la unión de las dualidades básicas.



Antakarana o Antaskarana. El camino entre la mente superior y la inferior, que sirve como medio de comunicación entre ambas Lo construye el mismo aspirante con materia mental.


El antakarana es por lo tanto el hilo de la conciencia y de la inteligencia, y el agente que responde a todas las reacciones sensoriales. Un punto interesante que debe recordarse y debemos destacar ahora es que este hilo de la conciencia está elaborado por el alma y no por la mónada.


Los estudiantes harían bien en considerar la construcción del antakarana como una extensión en la conciencia. Esta extensión constituye el primer y definido esfuerzo efectuado en el sendero para atraer la influencia monádica con plena conciencia y, finalmente, en forma directa. Este proceso constituye el paralelo individual de la actual afluencia de fuerza proveniente de Shamballa, sobre el que he hablado anteriormente.



Ese elevado centro de energía está produciendo ahora en nuestro planeta un efecto definido sobre el Centro denominado Humanidad, y se lleva a cabo por alineamiento directo y no vía la Jerarquía, como ha sucedido hasta ahora.



La Ciencia del Antakarana está relacionada con todo el problema de la energía, pero especialmente con la energía manipulada por el individuo y las fuerzas mediante las cuales él se relaciona con otros individuos o grupos.



Los estudiantes deben entrenarse para saber distinguir la diferencia que existe entre el sutratma y el antakarana, o el hilo de la vida y el de la conciencia. Uno es la base de la inmortalidad; el otro la base de la continuidad. He aquí una sutil diferenciación para el investigador. Uno de los hilos (el sutratma) vincula y vivifica todas las formas en un todo actuante, y contiene en sí la voluntad y el propósito de la entidad que se manifiesta, sea el hombre, Dios o un cristal. El otro hilo (el antakarana) contiene la respuesta de la conciencia dentro de la forma en una serie de contactos que se expanden constantemente dentro del todo circundante.


Más tarde, mediante la construcción del antakarana, el alma desarrolla ante todo la sensibilidad en el plano físico, y luego salva el abismo entre los tres aspectos mentales por medio de la meditación y el servicio. Así completa la creación del sendero de retorno al Centro, que debe ser paralelo al sendero de salida.



Cada uno de los cuatro éteres, como se los denomina a veces, está destinado, en lo que concierne al hombre, a ser canal o expresión de los cuatro éteres cósmicos. En la actualidad, está muy lejos de ello. Sólo podrá ser cuando esté construido el antakarana y actúe, por lo tanto, como canal directo para los éteres cósmicos, a los que hemos denominado vida universal, intensidad monádica, propósito divino y razón pura. Reflexionen sobre estos tipos de energía e imaginen en forma creadora el efecto que producen cuando, en el trascurso del tiempo y del desarrollo espiritual, pueden fluir sin restricciones en el cuerpo etérico de un ser humano y a través de éste.

Los nadis en el cuerpo físico corresponden a la vida o aspecto espíritu; los nervios son la analogía del alma o aspecto cualidad. Lo que se demuestra como su exteriorización conjunta es el sistema endocrino que corresponde a la forma o aspecto materia. Los tres ‐nadis, sistema nervioso y glándulas‐ son las analogías materiales de los tres aspectos divinos; responden esotéricamente a estos tres aspectos y hacen que el hombre, en el plano físico, sea lo que es. Los tres están también condicionados (por conducto de los siete centros como ya hemos visto) por los vehículos astral o mental, o por la personalidad integrada, o por el alma que comienza a utilizar la personalidad como agente trasmisor y trasmutador y ‐al finalizar el sendero del discipulado‐ por la Mónada, vía el antakarana, empleando este sendero autocreado como un canal directo de comunicación con los siete centros y de allí con el triple sistema de nadis, nervios y glándulas.



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